El jueves 16 de septiembre a las 19 hs., la poeta cordobesa Griselda Gómez, presentará su último libro Doy mi des/nombre a México, en el Salón Rojo del  Cabildo Histórico, de la 32º edición de la Feria del Libro y el Conocimiento Córdoba, 2017.
Griselda Gómez, devuelve su mirada y su experiencia de lo vivido en sus dos viajes a México, en este poemario que toma espacios, lugares, sentires, de Teotihuacán, Ayotzinapa, el Templo Mayor, la Virgen de Guadalupe, entre otros temas inspiradores.
La presentación de la obra, estará a cargo de Jorge Borja (Ciudad de México), Reyna Carranza y Gonzalo Vaca Narvaja (Córdoba). Leerán los poemas,  Sebastián Audisio y Griselda Gómez.

Reseña – por el Lic. Eduardo Gásquez

Doy mi des/nombre a México, último libro de Griselda Gómez, nos trae la palabra de una viajera, de una poeta. En las primeras páginas aparecen las fechas 2013 – 2015, éstas señalan el tiempo de des/encuentro entre Griselda y México con motivo del Festival Internacional de Escritores en Hidalgo, anticipan un recorrido por dicho estado y el DF.  Poesía y viaje se conjugan.
Acertadamente Jorge Borja sostiene en el prólogo del libro que México cuenta con una larga historia de viajeros seducidos por esas tierras, y menciona dos posibilidades que, a mi parecer, se complementan, se vuelven indispensables. Dice Borja “Viajeros de todos los confines y de todas la edades son seducidos y, en ocasiones,  se pierden en las intrincadas selvas (…) o en las infames alcantarillas de este país imán y abismo; a veces se hermana con esta gente que sabe entregarse”. Conocer México es perderse, es perderse para hermanarse. Esos movimientos atraviesan el  poemario y a la voz que lo compone.
El libro comienza con el des/nombre, con dar el des/nombre,  y en este punto nos encontramos con un particular trabajo sobre el lenguaje que es frecuente en la obra de Griselda, pero vamos por parte. El prefijo “des” denota negación o inversión de la palabra simple a la que va antepuesta, según la Real Academia Española. También indica privación, exceso, a veces afirmación (casi una síntesis de la identidad de algunos pueblos).
En la voz de Griselda, en la palabra de la poeta, todas estas acepciones confluyen, incluso estallan y se transforman en una manera de ver y de decir. Para nombrar tiene que moverse, cambiar de lugar, en ocasiones dejar de lado todo el lastre de siglos de historia, en otros momentos recuperarlo para que no se pierda. Nombrar es decir, des/nombrar no es callar. En ese intersticio transita el libro. Maniqueísmos abstenerse.
A través de once poemas se recorre una experiencia propia y ajena, donde los sentidos se aguzan con la exuberancia de los colores, sabores y aromas, de las fiestas, ferias y religiones, del paisaje de un entorno que desborda en cada texto. Dice el poema que da título al libro:

La sangría roja y amarilla de Pachuca
Deseo mezcal y cucharón repleto
Comer gallina con cuchara
Guisados de penca
Café canela panes y plátanos

Todo explota en los sentidos.
Pero también se visibiliza,  se nombra y da voz a los silencios (aquí la sutileza se vuelve vital). La voz de la poeta primero se pierde en la exuberancia y luego (o a la vez) se hermana con el México profundo, el que parece callar o el que habla en voz baja. Estos poemas se construyen con tensión y el yo poético se corre dando lugar al otro. ¿Qué otro? Uno retratado sin prejuicios, con total honestidad, con belleza. Aparecerá entonces  “la estirpe de lagartos hombres quietos / guerreros y alfareros” que reptan y susurran, “El chico de Tepeji” creyente y sabio, casi un profeta para creídos y descreídos o “Guadalupe de Tepeji” donde hay una mujer esperando con su tasa de café en la mano y un generoso árbol. México se complejiza, pero no se aleja.
Tampoco se aleja el México doloroso, tal vez el que más resuena en el imaginario actual. Griselda asume ese dolor y se hermana con él porque lo conoce, porque sabe que no lo quiere, porque sabe que muchas veces descartar la obviedad lastima a los que sufren. No se calla y des/nombra. Dirá:

Ustedes saben lo que no quiero
Ni cuerpos despellejados
Colgados en los puentes
Ni tiros cruzados
Sé lo que no quieren
Ni maestros hambreados
Ni pueblos sedientos en montañas

En otro poema dirá:

Es nuestra la resistencia
Es de ustedes la barbarie

Además recordará a los desaparecidos en Ayotzinapa, a los despaisados que viajan en el lomo de un tren, recordará a la “Centaura del Norte” como un balbuceo que no muere.En este México se pierde Griselda, con este México se hermana y deja como testimonio su des/nombre, su palabra.

Sobre la autora
Griselda Gómez, nació en Villa María.  Reside en Córdoba, República Argentina. Publicó los libros de poemas: Vigías en sombra (1988); Lloviéndome los ojos (1993); Condenados del vacío (1998); Náufragos de palabras (2005); Flores del Bien (2008); Andalucía Nueva Ignara (2013); Mudar el Habla (2014), “Clan/Destinos” (2015) y “Doy mi des/nombre a México (2016). Y Abuela Sonia  (2014 – de investigación periodística  en coautoría con Mariana Romito). Poemas y textos de su autoría son publicados en antologías, revistas y sitios virtuales del país y del exterior. Y notas de opinión en medios gráficos. Desde 1986 hasta 2007 fue investigadora en el ámbito de los DD.HH. Trabajó como periodista en el diario La Mañana de Córdoba desde 1997 hasta 2016. (Cultura, Espectáculos y Política). En la actualidad está a cargo de la Subsecretaría de Letras y Bibliotecas, Agencia Córdoba Cultura, Gobierno de la Provincia de Córdoba.